"No se puede encontrar nada exteriormente que previamente no se haya encontrado interiormente, ésta es una ley. En efecto, cualquier cosa que se encuentre exteriormente, si no se ha descubierto interiormente, pasaremos por su lado sin verla.
Cuanto más descubráis la belleza interiormente, más la descubriréis a vuestro alrededor. Sin duda pensáis: «Si no la veo, evidentemente es porque no puede encontrarse.» Os equivocáis, puede encontrarse, y sí no la veis, es debido a que ciertos órganos de percepción en vosotros todavía no están suficientemente desarrollados.
Comenzad tratando de alcanzar la belleza interiormente y la veréis también exteriormente, porque el mundo exterior, objetivo, sólo es un reflejo de vuestro mundo interior, de vuestro mundo subjetivo. Ya sea la belleza, el amor o la sabiduría, es casi inútil buscarlos en el exterior si no habéis comenzado a descubrirlos en vosotros."
Omraam Mikhaël Aïvanhov
La atención:
"La atención mantiene el amor, mantiene la vida. Así pues, prestad atención a los árboles, a las flores que encontráis en vuestro camino, a las gotas de rocío, a las mariposas, a los pájaros.
También podéis comprender este consejo interiormente. Porque también en vuestro interior hay mariposas que revolotean de flor en flor y pájaros que cantan. A veces, al abrir vuestra ventana por la mañana, os sentís habitados por presencias invisibles, semejantes a las que viven en los cuentos de hadas, y es como si las gotas de rocío brillaran sobre las flores y las hojas de vuestra alma. Poned atención en esta sensación, no dejéis que se desvanezca sin tratar de retenerla por lo menos un momento."
Omraam Mikhaël Aïvanhov
"«Yo soy la luz del mundo», dijo Jesús. La luz del mundo es el sol. Pero Cristo es mucho más que el sol. Más allá de la luz visible del sol físico, existe otra luz que es la verdadera luz del sol, el espíritu del sol. Jesús hablaba de esta luz con la que se identificaba. Y así cómo la luz material nos permite ver los objetos del plano físico con nuestros ojos físicos, la luz interior, la luz de Cristo, nos da acceso a la visión del mundo divino.
Debemos tratar de acercarnos a esta luz, aprender lo que es, cómo vivir con ella, en ella, trabajar cada día para captar partículas infinitesimales y condensarlas en nosotros… Hasta el momento que seamos capaces de proyectarlas como rayos sobre los seres y los objetos del mundo invisible, entonces nos aparecerán en su realidad sublime."
Omraam Mikhaël Aïvanhov