Magic

viernes, 25 de agosto de 2017

EL PODER DE LA PALABRA




La Correcta Pronunciación del Mántram Invocativo

Desde el ángulo esotérico todo Nombre oculto correctamente pronunciado constituye un Mántram o Sonido mágico, mediante el cual son movidas e invocadas considerables cantidades de energía etérica de distintas densidades con una tendencia implacable a constituir una forma determinada en la vida física de la Naturaleza o en el ambiente mental y psíquico de la humanidad. Todo cuanto observamos por doquier es una expresión de sonidos materializados por medio de rayos de luz. De manera misteriosa, aunque sublimemente práctica, los Devas de la luz y los del sonido trabajan conjunta y armoniosamente para producir todas las formas imaginables en cada uno de los planos de la Naturaleza. El proceso de construcción dévica consta de tres fases:

1. La Audición del Sonido.
2. La Conversión del Sonido en Luz.
3. La Substanciación, o Materialización de la Luz, en formas objetivas.

Dice Madame Helena Petronila Blavatski al respecto en la Doctrina secreta: "El lenguaje de los dioses (o de los Ángeles) está compuesto de sonidos, de números y de figuras, y aquél que sepa pulsar esta triple Nota podrá conversar con Ellos."


Bien, esto es precisamente lo que hemos intentado decir desde un buen principio cuando nos referíamos a "sonidos, colores y formas geométricas". Nuestra experiencia de contacto angélico nos ha permitido entrever un lenguaje dévico de carácter universal, como el que distingue a las notas de la música, formado de sonidos (los de la propia Naturaleza); de signos aritméticos, basados como los nuestros en ciertos símbolos de carácter cósmico, y de una extraordinaria profusión de colores, los cuales, al parecer, constituyen el contexto o tema básico de una conversación. No podríamos atrevernos en manera alguna a penetrar el misterio inefable de la ESTRUCTURACIÓN DE LAS FORMAS de la Naturaleza sin tener en cuenta el poder del lenguaje dévico como elemento básico de CONSTRUCCIÓN.

Referencia: Estructuración Dévica de la formas – Vicente Beltrán Anglada