Busca profundamente en tu interior y descubre esa paz
que sobrepasa todo entendimiento. Permanece en ese estado de conciencia, de
modo que nada externo pueda alterar tu serenidad, porque es cuando te hallas en
este estado que Yo puedo obrar dentro y a través de ti. No te puedes ver
reflejado en un estanque turbulento, pero cuando el agua se ha aquietado y
aquel es como un espejo, puedes verte reflejado perfectamente. Aquieta tu alma
hasta que reflejes nada más que lo perfecto: Mi Amor, Mi Luz, Mi Sabiduría. En
este estado de conciencia Yo puedo usarte para que irradies esos atributos a
tus semejantes.
Serénate y escucha. No te pido nada más. Cuando te
serenas quedas vacío de todo, vacío de lo viejo y listo para ser llenado con lo
Nuevo. En tanto estás forzándote y luchando, no eres libre o vacío y no hay
lugar para que entre lo Nuevo. No puedes poner vino nuevo en odres viejos, no
puedes poner una pieza vieja de tela en una prenda de vestir nueva, ¡no puedes
ser llenado con lo Nuevo mientras estás aún aferrándote a lo viejo! Conviértete
en un recipiente vacío, esperando ser colmado con Mi Amor, Mi Luz y Mi
Sabiduría.
Abriendo las puertas... por Eileen Caddy