"Encendéis una vela… Su llama os iluminará durante el tiempo en que será alimentada por la cera que quema. Esta combustión es en cierto modo un sacrificio. Sin sacrificio no hay luz. El fuego necesita alimento, y la cera de la vela es precisamente este alimento. Esto ya lo sabéis. Pero lo que no sabéis, es que el ser humano puede ser comparado a una vela porque posee todos los materiales necesarios para alimentar la llama en su interior.
Estos materiales son los de su naturaleza inferior: el egoísmo, la agresividad, la sensualidad, etc. Debe sacrificarlos para alimentar su llama. Lo que impide a los humanos hacer este sacrificio, es el temor a desaparecer. Habrá ciertamente algo de nosotros que desaparecerá, pero este algo debe precisamente desaparecer para que otra cosa, más pura y más luminosa aparezca. Exactamente como la materia de la vela desaparece para que la luz siga brillando. Diréis que al cabo de cierto tiempo, ya no queda nada de la vela. Sí, pero el hombre, por su parte, puede quemar indefinidamente. Una vez encendido, ya no puede apagarse, porque su materia combustible es inagotable."
Omraam Mikhaël Aïvanhov
Ciencia y Religión:
"¡Cuántos creyentes abandonan la religión porque, según ellos, los descubrimientos de la ciencia anulan o contradicen las verdades de la fe! Pues bien, esto sólo prueba que no han comprendido gran cosa de la religión ni de la ciencia. Porque, al contrario, los descubrimientos de la ciencia sólo resaltan las verdades de la fe que son las verdades que nos enseña la Ciencia iniciática.
En realidad no existe ninguna oposición entre ciencia y religión: caminan juntas, y el arte también camina con ellas. Los tres están unidos porqué están ya unidos en el hombre: la ciencia alimenta su intelecto, la religión alimenta su corazón, y en el arte ejerce su voluntad creadora. Puesto que el intelecto, el corazón y la voluntad coexisten en el ser humano, no debemos ni separarlos ni dar prioridad a uno en detrimento de los otros.
Dios los ha dado al hombre para que trabajen juntos."
Cita: Omraam Mikhaël Aïvanhov